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Mi columna web

Mi opinión de hoy

De niño, siempre me dijeron que la Coca-cola era mejor refresco que el Cawy, la Coca-cola es norteamericana y el Cawy cubano.

Me repitieron que Edison había inventado el cine…que sus películas son las mejores y le habían dado libertad a Cuba, que ellos solos ganaron la Segunda Guerra Mundial y de que no había chikles como los norteamericanos.

Algunas veces, en una de las barberías de mi pueblo, el trovador Diego Escorcia decía que algunos de los comentarios que mencioné eran ciertos pero otros no, y el zapatero Molina explicaba cómo trataban a los negros en los Estados Unidos.

El debate consiste en que una buena parte de los norteamericanos creen de verdad que el mundo los odia por las riquezas de su país, porque allí usted puede ser propietario de 2 automóviles, tener 3 televisores, comer hambergue, tomar Wisky, poseer una moneda que tiene valor universal y ser dueño de Superman.

Claro que millones de norteamericanos piensan que, cuando su presidente llega de visita a un país y las multitudes lo abuchean y rechazan, lo hacen porque son comunistas o porque no saben nada de los Estados Unidos. ¿Qué sabrán de nuestro país –dicen los norteamericanos- esos desarrapados, muertos de hambre y analfabetos que no tienen televisión en colores? ¿Qué conocen de nuestro país esos indios que solo saben sembrar Coca?

Una gran parte de los norteamericanos creen a pie juntillas lo que diga su presidente sobre Irak, Cuba o Venezuela, aunque todo sea falso, como creen que hay que torturar de cualquier forma a los presos que atentan contra la democracia de los estados Unidos y que Washington no tiene que firmar los acuerdos esos de Kioto…¿Kioto? Where is Kioto? ¿Dónde está Kioto?

Nuestro Héroe Nacional José Martí escribió: “Es de supina ignorancia y ligereza infantil y punible hablar de los Estados Unidos (…) como de una nación total e igual, de libertad unánime y de conquistas definitivas: semejantes Estados Unidos son una ilusión o una superchería”

Su propia historia es polémica. Su enorme poderío está empañado de sangre y dobleces.

A los Estados Unidos no se les odia por sus riquezas sino por su pobreza de espíritu. No tanto por lo que son, sino por lo que hacen a otros países y al propio pueblo norteamericano.

MI COLUMNA WEB

                                     Por Luis Orlando Pantoja.

Hoy inicio las publicaciones de mi opinión en esta Columna, y trataré de escribir sobre la gran diversidad de asuntos que abarcan nuestro país y el resto del mundo.

Afortunadamente, el periodismo libre que ejercemos los periodistas cubanos, me permite expresar mis criterios, y ello es una fortuna intelectual y política, en oposición a la desinformación y los estrechos límites del pensamiento fundamentalista y reaccionario de los enemigos de nuestra Revolución.

Escribiré de todo lo divino y lo humano que ocurra en Cuba o el resto del mundo, ya que comunicar ideas resulta una acción imprescindible en este planeta sometido a las tormentas mediáticas de los grandes propietarios y manipuladores de la opinión pública.

Difundir la verdad y, sobre todo, argumentarla, constituye una osadía y lucha permanente que no podemos esquivar los que tenemos un punto de vista propio.

Esta Columna Web aparecerá, inicialmente, los viernes.

También, en los próximos días, abriré mi propia página personal, de la que oportunamente publicaré la dirección y los días que dedicaré en ella en  buen tiempo y espacio para el debate de los principales conflictos que hoy invaden al mundo y en particular a nuestro país.

Espero también sus opiniones por correo normal a Emisora CMHW, apartado 376, Santa Clara, Villaclara, o al email siguiente:

Cip242@cip.emet.cu

Pienso que todos los periodistas que tengamos esta posibilidad de las nuevas tecnologías podemos reflexionar sobre aquellos asuntos que mueven a la discusión o al análisis más severo. Hay temas como la calidad del periodismo que hacemos, la necesidad de nuestra superación profesional, la economía, los temas ideológicos y otros que están sobre las mesa, y que son una tentación política.

Sea.